miércoles, 11 de febrero de 2009

Lolita y Timmy


Como sucede con los seres que se quieren y con los que se convive, la distancia empieza a borrar sus rasgos, voces y olores. La memoria se aferra a los recuerdos de lo cotidiano, aquellos que a ratos parecen tan comunes y corrientes, pero que en otros parajes se vuelven incomparables.

Por vez primera me separé de Lolita. Ya son casi veinte días. Siempre estuve a su lado, desde el momento en que la separamos de su madre para que compartiera nuestra rutina, pendiente de ella y cobijándola con una compañía paternal, humana y protectora. En la distancia extraño sus volteadas de cabeza, sus ladridos y locuras. Me aferro a los recuerdos, pero la extraño.

Y de la experiencia en la distancia, en San Basilio de Palenque, lo que evidencio son diferencias y comparaciones. Así como no es igual la crianza y el trato hacia los niños, crecidos de forma silvestre y autónoma, caso similar sucede con los perros. En casa de nuestros anfitriones se encontraba Timmy, un canino negro, flaco y simpático, protector ruidoso frente a la puerta de la casa.

Timmy está pelado, llevao, como quien dice. “Por andar echao en la ceniza”, es el dictamen de su condición. Pese a toda curación casera, Timmy mantiene su costumbre de refrescar su flacura en la ceniza de un fogón, mientras sus raspones y peladuras se eternizan en su cuero. Los cariños que recibe varían entre los restos de comida del cual es el primer beneficiario, por encima del gato Miaú, quien es catalogado como un “flojazo”e incluso un “maricón”. A los sobrados, se le suman uno que otro grito, “oiga!”, cuando su ladrido guardián se torna molesto.

Timmy y Lolita tienen poco en común. Tal vez lo único sea su destino canino. Por fortuna Timmy se encuentra por encima, en la escala de importancia, sobre Miau y sobre los cerdos, protagonistas de recorridos diarios en busca de aspirar cualquier alimento que se asome en medio del polvo palenquero. Hasta pronto Timmy. Ya nos vemos Lolis.

Foto: Silueta de Timmy en noche de velorio en Palenque, febrero, 2009.

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