martes, 1 de diciembre de 2009

Similar but different


To Marisa…

¿Where are you from? ¿Colombia? Ah…

Every time that someone asks me about my place of origin, and I obtain an “ah…” as an answer, I do not know what to really think. The answer brings some kind of stereotyped remark, that it is “similar but different”. And yes, that drugs and that coffee…

Similar because it is nothing more than another bastion of human life; different because coexistence it is not something that characterizes us Colombians. Then, one starts to inevitably think how despite the “end” of the colonial world and of the Cold War, the discourse of a “first” and “third” world, of a developed world and a developing one, still persists. None of them seem to be clear.

Being in the “first” world one supposes that everything works smoothly. And well, here they have huge public libraries, a public educational system and an astonishing infrastructure, yet deteriorated, and of course the massive access to the world of consumption. That is if you have how and with what to consume.

But not everything is like that. In numerous times, when I take the subway, it is under maintenance. When taking a bus, a two floor bus that is, one must wait for more than twenty minutes. In a subway wagon, a fat black woman with a cane argues with a miniature Pakistani looking woman. “No, you are a piece of shit”, one says to the other. Are we in Colombia? No. This, despite being the so called “first” world, is a world operated by humans, a world where rats (literally) walk as owners of the place.

One misses, no doubt, the informalities of the “developing” world. To haggle, to bargain. The minutes you can buy in any corner of any street to make cell phone calls. Stopping the bus where and when you like, even in the middle of the road. The chaos through which in theory we are in transit towards development (?).

Yet you can also observe differences. Manual work has a value in the “first” world. Here, many build there own houses, repair them and develop a craftsmanship in the middle of the economical needs that brings each season. In Colombia, on the contrary, it is assumed that the work of the plumber, the locksmith or the construction worker, is a work that is worth very few or almost nothing.

Over here, in the big apple, it is also possible to observe useless and repeated jobs, as having to guards sitting in the same desk or several people in charge of serving “food” in fast food restaurants. Maybe its purpose is to generate income and even more debt capacity.

And walking through the streets it surprises that this first world, so into organic food, still produces tons of garbage because of a consumption served in plastic, carton and paper wrappers. It also surprises the possibility of shopping just walking down the block and scouting the garbage: tv sets, stereos, couches, coffee machines, beds, mattresses, among others, all of them condemned to the garbage world due to the lack of a culture of repair and reuse.

Definitely, I do not know yet what to conclude. Maybe that this is one same world, with different colors and landscapes, in which it is now time to know what development brings with it, for good and for bad. A world where similar, yet different worlds coexist.

Similar pero distinto


A Camila…

¿Where are you from? ¿Colombia? Ah…

Cada vez que me preguntan por mi lugar de origen, y obtengo un “ah...” como respuesta, no sé muy bien qué pensar. La respuesta trae consigo una expresión que bordea la indiferencia y la sorpresa. “Ah…” Cuando el diálogo persiste, no encuentro otra salida sino manifestar en medio de todo estereotipo, que es “similar pero distinto”. Y que sí, que la droga y que el café…

Similar porque no es más que otro reducto de convivencia humana; distinto porque la convivencia no es algo que nos caracterice a los colombianos. Luego, entra uno inevitablemente a pensar cómo pese al “fin” del mundo colonial y de la guerra fría, persiste con fuerza el discurso de un primer y un tercer mundo, de un mundo desarrollado y un mundo en desarrollo. Lo uno, ni lo otro, resultan muy claros.

Estando en el primer mundo supone uno que todo funciona a las mil maravillas. Y bueno, se tienen grandes bibliotecas públicas, un sistema de educación público, una infraestructura imponente y en deterioro, y el acceso masivo al mundo del consumo. Siempre y cuando se tenga cómo y con qué.

Pero no es tan así. En repetidas ocasiones, al momento de tomar el metro, éste se encuentra en trabajos de reparación. Al tomar un bus, de dos pisos eso sí, toca esperar más de veinte minutos. En un vagón del metro se disfruta la pelea entra una mujer negra, gorda y con bastón, y una diminuta mujer de rasgos pakistaníes. “No, you are a piece of shit”, se recrimina la una a la otra. ¿Estamos en Colombia? No. Este, a pesar de ser el “primer mundo”, es aun un mundo operado por humanos, un mundo donde las ratas se pavonean como rata por su casa.

Se extrañan, eso sí, las informalidades del mundo “en desarrollo”. El regateo. Los minutos para llamar por celular en las esquinas. La parada del bus cuando y donde se quiere, así sea en mitad de la calle. El caos en el que en teoría vamos rumbo al desarrollo(?).

Pero también se observan diferencias. El trabajo manual vale en el “primer” mundo. De ahí que muchos construyan sus casas, le hagan mantenimiento y desarrollen el trabajo manual en medio de la necesidad económica que trae consigo cada temporada estacional. En Colombia, por el contrario, se asume que el trabajo del plomero, del cerrajero o del obrero, es un trabajo que poco o nada vale.

Por acá, en la gran manzana, también se observan trabajos inútiles y repetidos, como tener dos celadores sentados en un mismo escritorio o tener despachadores de comida rápida, que tan solo distribuyen la “comida” a los clientes. Tal vez sea con el objeto de generar poder adquisitivo y ante todo poder de endeudamiento…

Y al caminar por las calles sorprende que este “primer” mundo, tan abocado hacia la comida orgánica, aun produzca toneladas de basuras a partir de un consumo servido en envolturas de plástico, cartón y papel. También sorprende la posibilidad de hacer compras al pasearse durante el día que pasa el camión de la basura: televisores, equipos de sonido, sofás, cafeteras, camas, colchones, entre otros, todos condenados al mundo del basurero ante la falta de una cultura de la reparación y la reutilización.

En definitiva, aun no sabría muy bien que concluir. Tal vez que este mundo es uno solo, con colores y paisajes distintos, en donde ya va siendo hora de saber qué es lo que trae consigo el desarrollo, para bien y para mal. Un mundo donde conviven mundos similares, pero distintos.

domingo, 18 de octubre de 2009

A preguntas ingenuas sentido común


Llueve y hace frío. Aun así nada se detiene. También hace viento, mientras un grupo de personas hace fila para disfrutar el calor de una buena pizza. Sombras se desplazan en busca de refugio. Otras se acomodan al calor de su destino a bordo del auto. Algunos más se instalan en el metro o en buses, olvidan su espacio personal cuando la prisa, el frío y el sistema de metro en mantenimiento así lo exigen.

El ambiente ha cambiado. Este promete ser un invierno infernalmente frío. Los árboles aun se pavonean con asomos verdes, mientras los humanos evidencian la existencia de los otros a través del vapor que sale de sus bocas.

Tal vez por que la vida transcurre como una montaña rusa de obligaciones y ocupaciones, para no ceder terreno y perder el logro de estar en Nueva York, es que los bares suelen ser un lugar de conversación más que de baile. Alrededor de unos tragos, los amigos se ponen al día, hablarán de lo que comentaron durante la semana vía Facebook, del trabajo y el jefe, de los planes futuros, las memorias pasadas y las inversiones probables.

Resulta más fácil charlar con el portero, un ex policía quien cuenta la motivación de su vida. Cada tres meses, él, como parte de un grupo de 22 hombres viaja a República Dominicana. Está casado, reconoce, y dada su carrera como policía puede excusarse con su mujer, bajo la coartada de que debe viajar para recibir una nueva capacitación. Y no miente. Su motivación es visitar el paraíso femenino en República Dominicana, evadir el frío del invierno y ahogarse en la pasión paga. Ingenuamente indago si no le preocupa llegar a enamorarse de alguna dominicana y de forma práctica y contundente responde: “siempre quiero a alguien distinta, si quisiera lo mismo, iría donde mi esposa, ¿no?”. Trabaja para follar alocadamente en el Caribe, cosas de sentido común…

De camino a casa, conversamos con un taxista dominicano. Nos comparte la idea que le viene rondando desde que un amigo le comentó sobre la posibilidad de unirse a la reserva del ejército. Están buscando voluntarios en dado caso que el premio Nobel se siga traduciendo en más envío de tropas. La mayoría de voluntarios vienen siendo de origen hispano. Los ojos le brillan al decir que recibiría 22.000 dólares al año, algo como 1,000 dólares mensuales dicen sus cuentas, más un entrenamiento, algo diferente al del portero del bar. Es sincero y asegura que si eso le permite mantener a su familia, lo tomará. Nuevamente se asoma mi ingenuidad y le pregunto sobre su sensación al llegar a ser actor en una guerra: “Yo no tengo miedo, las guerras son negocio, y se hacen allá donde vive gente infeliz como yo…”

El sentido común de la sobrevivencia en el corazón del capitalismo…

domingo, 11 de octubre de 2009

¿Siesta neoyorquina?


Diversas estancias y recorridos por la Costa Norte colombiana me heredaron la adopción de expresiones coloquiales a veces no comprendidas en otros medios, así como una práctica que apropié con todo gusto: la siesta. Mientras se está en una gran ciudad cuyo clima no obliga a asumir que el medio día es el fin y el comienzo de una nueva jornada, una zona liminal que exige recargar energía, la siesta no resulta del todo fácil. Pero con mañas y a punta de costumbre, logré incorporar la siesta a mi rutina bogotana.

Ahora, enfrentado a una ciudad donde nada se detiene en ningún lugar ni momento, cuestiono la posibilidad de incorporar esta práctica en la Gran Manzana. En Nueva York nada se detiene. Se respira una aceleración productiva, creativa y consumidora desbordada. Es posible ver como la gente come mientras camina, lee mientras espera o trabaja mientras viaja en el metro. Para la muestra un botón: al tomar el metro veo como un joven sazona su bandeja de sushi mientras de pie espera el arribo del metro. Evidentemente el metro no sería el lugar más aconsejable para degustar unos rollitos de sushi, pero hay que ver lo que pasa en esta urbe arrasadora.

Y es en el metro donde más se evidencia esta aceleración constante, donde se empieza a sentir que el tiempo no alcanza para nada. Los sentidos humanos se extienden a través de la tecnología por lo que aquel que no está conectado a unos audífonos, a la lectura de un libro o a la interacción con un video juego, resulta un bicho raro. Valga aclarar que en el metro no entra la señal de celular, por lo que el acceso al mundo exterior está de cierta manera “restringido”.

En Colombia la gente puede escuchar música o leer un libro en el bus, pero acá es realmente la norma. Se sorprende uno por la cantidad de gente que lee en el metro y no hablo de leer el periódico del día, sino de volúmenes enteros de literatura, teoría y material de la más diversa índole. He visto personajes leyendo desde Naked Lunch de Burroghs, hasta volúmenes de Webber, libros de texto de ingeniería y como no libros de autoayuda, superación y del mismísimo Paulo Coehlo.

Aquel que no está extendiendo sus sentidos de manera conciente, lo hace de manera inconciente, a través del mundo de los sueños. Rostros que transmiten cansancio eterno y que permiten intuir historias de trabajo dedicado para alcanzar el sueño americano, cierran los ojos y parten a rumbos desconocidos. El metro es lugar de tránsito, descanso, trabajo, placer o mero ocio.

Se empieza a sentir el ritmo frenético del estilo de vida neoyorquino. Caminos que se cruzan y se pierden. En una esquina se observa gente departiendo unas cervezas de manera emocionada, mientras que en la siguiente un parque concurrido es punto de encuentro para ejercitar el cuerpo. Camino y pienso en la viabilidad o no de una siesta.

Nadie, ni nada se detiene y tal vez por eso comienza a surgir la necesidad de seguir esos pasos. “Time is money” se dice. Y se empieza a entender el porqué. Hoy era domingo. Y sin vergüenza ni resquemor alguno, tomé una siesta suculenta y provechosa. No será la norma, pero prácticas vitales como ésta son difíciles de abandonar aun si se está en la Gran Manzana.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Ojo colombiano en Nueva York

El colombiano que recién desembarca en Estados Unidos no puede dejar de pensar que ha llegado a un parque de diversiones gigante. En el aeropuerto de Atlanta, las terminales están conectadas por una especie de metro interno, añorado y planeado en Bogotá hasta la saciedad. Si un aeropuerto tiene metro y nuestra capital no, desde allí se pueden empezar a palpar las diferencias.

El oficial Hutchenson, moreno y de ojos aperezados, me dio la entrada al país en medio de un largo bostezo.




Ya en Nueva York, se siente uno en una Bogotá por millones. Millones de edificios, carros, metros, buses, casas y gente. Gente de todos los colores, las tendencias, las naciones. Esta Gran Manzana, compuesta por los cinco distritos (o boroughs en inglés) de Brooklyn, Queens, Manhattan, Bronx y Staten Island es escenario palpable de la tan mentada globalización.

Y en dicho escenario, por supuesto, no faltan los colombianos. Colombianos aquí y allá, varados y sobrados. Para empezar a existir en este sistema que no descansa, que abruma por el movimiento de todo, toca contar con una tarjeta débito o crédito, puertas plastificadas al mundo del consumo. Al abrir la cuenta de ahorros en el Citi Bank de la quinta avenida en Manhattan me entero que el manager es colombiano, un bogotano gordito y cachete colorado. En la universidad, una colombiana transmite amabilidad en la recepción a los estudiantes extranjeros. Poco a poco voy dándome cuenta que la mayoría de estudiantes latinoamericanos son colombianos. Lo que nosotros llamamos “rosca”, acá recibe el sofisticado nombre de networking y los colombianos no dejan de destacarse por su capacidad de echar pa´alante. ¿Qué será lo que tenemos?

Tampoco faltan los escenarios de polarización que se ven en Colombia. Los sectarismos y diferencias de los movimientos sociales. El discurso totalizador del gobierno. En Grand Central Station, estación de metro y tren, el gobierno colombiano ubicó la campaña “Colombia es Pasión”. Esculturas de los corazones, con una estética entre rococó y traquetó, tratan de destacar aquello que recuerdan los extranjeros que han visitado Colombia. Café y foto gratis con Juan Valdez. Todos los estereotipos que pueden ayudar a mejorar la “imagen” de Colombia, desde Gabo hasta Angela Patricia Janiot. “Se trata de cambiar el script”, “que no hayan más películas como el inicio del Señor y la Señora Smith, que afecten nuestra imagen”, nos explica Saúl, encargado de las alianzas estratégicas. Un voluntario paisa, quien confiesa que se levantó a punta de ser “dish washer”, reconoce que no está al tanto de los pormenores de la campaña, pero que siente que le permite “aportar un granito de arena a su país, ¿o es que ustedes se van a ir al monte? ¿Cuál es la alternativa?”








A pocas cuadras, unos pocos manifestantes se ubican afuera del lugar donde se reúne el presidente Alvaro Uribe. Un activista norteamericano explica que protesta por Uribe y el Tratado de Libre Comercio, que va a afectar la amazonía colombiana. Dentro de sus causas también están las acciones de la Chevron en el mundo. Lo acompañan un grupo reducido de colombianos, que apela a los ya improductivos argumentos de decir que Uribe es paramilitar, narcotraficante y que su asesor es primo de Pablo Escobar. Efectivamente hay mucho por qué protestar, tal vez faltan unos argumentos más sólidos para hacerlo.

Como colombiano en Nueva York lo que surgen son reflexiones sobre lo colombiano. Un ser que para bien o para mal se abre camino. Y un país preocupado por mejorar su imagen, indudablemente afectada no por arte de magia sino por la realidad. Entonces el debate, como se lo planteaba al voluntario paisa era: ¿imagen o realidad? ¿A qué le apostamos?

“Esa es la pregunta del millón”, fue su respuesta.

martes, 11 de agosto de 2009

La conmoción pasajera colombiana

Un agente estadounidense del servicio secreto requisa a un miembro colombiano de la guardia de honor el 11 de Marzo de 2007 antes de la llegada del entonces presidente George W. Bush en el aeropueto militar de Catam.
“¿Es que nadie se ha dado cuenta que Colombia está en guerra desde hace 60 años?"    Palabras del presidente Hugo Chávez, en entrevista con la periodista Vicky Dávila (RCN)

Nací el 18 de agosto de 1980. Siempre me ha encantado el hecho de estar marcado por el número ocho, que se asoma en el día, el mes y el año de mi fecha de nacimiento. Un número armónico y redondo, que cuando se pone perezoso y se acuesta, representa el infinito (∞). Un número atravesado por la muy latinoamericana CH, inmortalizada por  las creaciones de Chespirito y su Chavo del Ocho. 

Un 18 de agosto, mientras se celebraba mi noveno aniversario con una miniteca muy de los años ochenta, era baleado en Soacha el candidato liberal Luis Carlos Galán, virtual presidente de Colombia. La fiesta se vio brevemente interrumpida, para ver por televisión los momentos del hecho, la torpeza de los escoltas y una vida que se escapaba por los orificios de las balas. Conmoción pasajera, a la cual me he habituado como colombiano. Han pasado 20 años desde entonces, aun se investigan los hechos y el caso está pronto a prescribir.  Y como con el crimen de Jaime Garzón (13 de agosto), agosto se convierte en un mes de conmemoración de muertes.

Qué mejor que perder clases cuando se está en el colegio. Evadir la madrugada y oler a lo que respira el hogar entre semana. Y con la inocencia de un niño, una parte de mi se alegraba al saber que no habría colegio al día siguiente por el motivo que fuera, incluso por la muerte. Carlos Pizarro, Jaime Pardo, Bernardo Jaramillo, José Antequera…Sin entender muy bien las motivaciones y creer equivocadamente que el General Maza Márquez era el adalid de la honestidad (hoy es investigado por su presunta participación en el crimen contra Galán), pensaba que tal vez así era como funcionaban los países.

Pero no. Colombia se ha habituado a la desigualdad y a estar en guerra consigo misma. Que por la guerrilla, que por el narcotráfico, que por los paramilitares, que por el ejército, que por las multinacionales… Y ahora, para mayor emoción, con los países vecinos y hermanos, con quienes compartimos desde los colores de la bandera.

Se comienzan a destapar las cartas. Sobre la reelección y sobre lo que queda y quedará.  Un país más problemático que nunca, cuya seguridad democrática interna se ha traducido en el aislamiento continental de su propia falta de democracia. Y por supuesto, como no, de la carencia de dignidad y soberanía.  

 

  

 


martes, 14 de julio de 2009

De visita a San José del Guaviare


San José del Guaviare se encuentra en una de las curvas que trae consigo el curso del río Guaviare. Un vuelo comercial diario con Bogotá y otros tantos vuelos militares y fumigadores, surcan sus amplios cielos. Temprano muy temprano y con algo de retraso sale el pequeño avión, para 19 pasajeros, alquilado por SATENA a SEARCA, Servicios Aéreos de Capurganá. “Lo bueno de viajar en esto es que con seguridad a uno le toca ventana”, comenta uno de los pasajeros. A bordo se distinguen un sacerdote y un militar.

Llegamos caminando del aeropuerto al Hotel Panorama, cómodo lugar, con habitaciones con TV por cable, grata cama y baño. Lejos del imaginario del Guaviare como lugar de selva abundante que muchos solemos tener, abundantes potreros, concreto a lo ciudad colombiana y muchas motos. Aquello no deja de sorprender, evidenciar que Colombia se conoce tan pronto se sale de Bogotá, la Colombia de tierra caliente, no sólo la de los Andes. Y qué decir cuando se visitan los llamados Territorios Nacionales.

El clima se debate entre días de calor intenso o de lluvia continúa, un ambiente de incierta humedad. Los primeros pasos por San José permiten conocerla poco a poco, un lugar en construcción, de colonización reciente y población realmente diversa. Colonos, indígenas, afros, militares, policías y funcionarios estatales y de organismos internacionales, señalan un paisaje multicolor, destacado en el caso de la belleza femenina como un “mestizaje sabroso”.Y vaya que así es. La comida es diversa y también sabrosa.

El Guaviare fue el escenario de la recientemente conmemorada y recontraconmemorada Operación Jaque, donde aparentemente la seguridad democrática logró el control sobre el norte del Guaviare y el sur del Meta. Para ello se emitieron diferentes documentales, así como el producido por el Ejército en todos los canales nacionales. La felicidad del general Montoya, hoy en el olvido luego de las denuncias por las ejecuciones extrajudiciales, parecía propia de la borrachera de la victoria. Junto con la yidis y la para política, entre otros y por saber, serán al parecer los amargos recuerdos del tiempo presente. Lo de mostrar, es lo que llaman la seguridad democrática, el fin del fin, el cual “será en Bogotá, y eso”, como manifestó uno de los tantos guaviarenses por adopción.

Y es que los cultivos de coca, el cambio en la estrategia de las FARC con el desdoblamientodel Frente 1 en el Frente 81 que ahora opera en Miraflores, el aumento del reclutamiento de menores, las fumigaciones y las minas antipersona, siguen a la orden del día. Sumados a un gobernador detenido por vínculos con Pedro Guerrero, alias Cuchillo, comandante paramilitar del Frente Héroes del Guaviare. Eso sí, militares y policías en esquinas, en ejercicio y en descanso.

En medio de todo, la población civil, colona e indígena, que padece una guerra donde la presencia estatal se camufla en el verde de los uniformes militares. Los indígenas, nukak, guayabero, sikuani y tucano, sometidos al desplazamiento, han encontrado refugio en resguardos próximos a los cascos urbanos. No siempre bajo las mejores condiciones, ni bajo un manejo acorde a su cultura, su lenguaje, sus necesidades. En ocasiones reciben la misma atención que la población desplazada. Y los cambios, con el conflicto, son inminentes. El nomadismo nukak, por ejemplo, no es enteramente aquel que buscaba acomodarse a los ciclos de la selva, sino el motivado por el dinero que trae consigo la ilegalidad de la coca. Los colonos felices, el sistema de endeude vigente y los nukak borrachos.

Con todo y pese a ello, el Guaviare es un lugar agradable, que respira aún la novedad de su colonización, poblada por gente amablemente noble. Epicentro no visto de la esencia misma de la seguridad democrática, la confrontación y la promesa del fin del fin. Con una nueva reelección, el fin o el comienzo, se asoman aun más difusos. Más aun para el Guaviare y para los nukak.

Sabía usted que…

...al regresar, el aeropuerto de San José estaba acordonado? ¿El motivo? La visita relámpago, a la cafetería del aeropuerto, del presidente Álvaro Uribe, para firmar dos billones de pesos para construir carreteras en el departamento. “Con esta carretera le vamos a quitar el pasaporte a los bandidos para que la utilicen los ciudadanos de bien. De eso nos encargamos el Ejército y yo, ustedes dedíquense a cultivar palma y a generar trabajo", fueron sus palabras. ¿Los ciudadanos de bien cultivan palma?


…al día siguiente una caravana institucional encabezada por el alcalde de San José fue atacada a 50 kilómetros del caso urbano San José, en La Carpa. El resultado fue un concejal secuestrado. ¿Seguridad democrática con rango limitado de influencia?


…llegará un nuevo actor a todo esto? Aja. Llegará de la mano de la exploración de petróleo por parte de una multinacional extranjera del curso medio del río Guaviare, en zona de resguardos indígenas.


…hay significativa población afrocolombiana en el Guaviare? Así es. Vinculados desde los años ochenta como docentes, familias provenientes del Chocó forman parte del universo del Guaviare.


…San José fue colonizado desde los años cincuenta? El lugar se ve aun en plena construcción, se instalan tubos de agua y de gas natural. La presencia estatal y de cooperación internacional es significativa. Instituciones como ACNUR, PNUD y CODHES están en la jugada.


…hay un diseñador llamado John Estrada? Se considera abanderado de la moda nukak con la promoción hace unos años de una modelo nukak y de diseños nukak. Recientemente promocionó la vajilla nukak en almácenes Carrefour. ¿Moda con causa social o lucro personal?


…San José no se escapa a la moda nukak? Se observan en sus vitrinas maniquís con el característico maquillaje nukak, así como un Café Nómada y otro Makú, recomendados para el turista y funcionario institucional.


…en el Guaviare se observan salir constantemente aviones encargados de las fumigaciones contra los “cultivos ilícitos”? También se registran extraños casos, como el de un bebé de tres meses que no siente dolor, por lo que se hace daño sin sentirlo. ¿Héroe en potencia o mutación infame?


…que a continuación se presentan algunas imágenes de la visita?

Río Guaviare...

Antena en el lugar equivocado

Residencias Guaviare, gobernación y plaza



El central park en San José

No de limosna...

Colombianadas en San José...

Lista para ser montada...la moto...

Hamburguesas McKonal...

Sapito a cambio de cita incumplida

La zona rosa de San José


lunes, 18 de mayo de 2009

VANALIDADES dice “no gracias” a una nueva reelección en Colombia


Bueno, estudie la historia de su país, deje la democracia colombiana tranquilita.

Respuesta de Álvaro Uribe a BBC Mundo ante la pregunta: ¿Usted quiere ser presidente de Colombia cuatro años más?

“El señor Uribe es la más rara de las bestias: presidente antidemocrático, proamericano y dispuesto hacia la guerra antiterrorista”.

The Economist, mayo 2009

¿Futuro? ¿Estás ahí? ¿Era verdad aquello de epidemias y dictadores, de desarrollo tecnológico y miseria humana a lo novela futurista? Oh futuro, ¿estás arropado en las telas blancas y quirúrgicas de vacunas, chuzadas y tapabocas?

En Colombia aún se hacen listas. Listas de mercado más bien poco, por lo general la economía es del día a día, comprando los ingredientes inmediatos del almuerzo. Son comunes también, las listas con nombres de personas cuya seguridad personal está advertida. “Salió una lista”, suele ser un rumor frecuente en los pueblos de Colombia. La publicación de ciertos nombres determina aquellos quienes deben abandonar el lugar, o de no, someterse a los designios de la “limpieza” social.

Los autores de estas listas son las Águilas Negras, nombre genérico que desde ya ocupan un sitial en Wikipedia. En resumidas cuentas se trata de “una nueva forma de paramilitarismo”, que ha ocupado el territorio dejado por los antiguos grupos paramilitares y continua intimidando a la población civil.

Con lista incluida. Ah, verdad ¿y el proceso de paz con los grupos paramilitares? Ah, cierto, los extraditaron… ¿Ah sí? Sí, ya no hay autodefensas sino aguilas negras, cuestión de forma.

En el discurso todo se reduce a que la política actual es tan buena que hay que garantizar su continuidad. El presidente Álvaro Uribe habla del triángulo conformado por la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social. No se sabe muy bien a cuál de los tres pertenecen las listas. Bien podría suponerse que a la seguridad y a la cohesión social, lo que favorece la confianza inversionista.  

Esto, porque se comenta que quienes están en las listas son “ladrones y viciosos”. Algunos con inocencia sincera opinan que quienes integran la lista, incluso merecen  estar allí. Que es bueno para el pueblo, así se evitan los robos, los disgustos y los pleitos. La seguridad y la cohesión. La eliminación de los “malos”, porque los “buenos somos más”, principio incorporado con fuerza por la sociedad colombiana. Principio que entraña violencia, dolor y guerra.

En Quibdó la gente poco sale de noche. Temen pisar bolsas negras, temiendo lo peor sobre su contenido. Los posibles autores, la guerrilla. Ah, pero verdad que la guerrilla está derrotada, ¿no? Ah, no, que ya casi, que por eso toca prolongar la política de seguridad democrática. Ah… ¿pero sin guerrilla se solucionan todos los males de Colombia? …

No sorprende observar cómo de la trilogía de Uribe, ha salido la “lucha contra la politiquería”. Los múltiples escándalos  que entrañan los vinculos entres sectores políticos, militares, paramilitares y narcotraficantes ya no le permiten enarbolar la bandera de la santidad. Los negocios de sus hijos, las chuzadas telefónicas ilegales y los falsos positivos. Por el contrario, su figura empieza a tomar otros visos, como ya lo empieza a observar la prensa internacional, víctima de su apertura hacia las otras preguntas que sí quiere responder. 

Si el presidente quiere otra pregunta en vez de aquella de si quiere ser reelegido, yo respondo: no gracias a una nueva reelección en Colombia. Sigamos el consejo hostil del presidente, estudiemos la democracia colombiana. Bueno, claro está, si es que aceptamos que aun existe.

Links de interés y utilizados: 

Editorial de The Economist sobre Alvaro Uribe, “Retrato del presidente colombiano”: http://www.economist.com/displayStory.cfm?Story_ID=E1_TTDVPTRG

Entrevista a Alvaro Uribe en BBC Mundo, “Crónica de lo que dijo y no dijo Uribe”.  www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2009/05/090504_1210_uribe_entrevista_jm.shtml

 

 

 

miércoles, 22 de abril de 2009

Manual de conversaciones políticas en familia



“…lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades…”    

Carta Abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar (1977)

Una noche de sábado o una tarde de domingo familiar se pueden ver afectadas por la nebulosa de las conversaciones políticas. “No hables ni de religión ni de política con extraños”, se nos debería advertir en vez de la recomendación ancestral de “no hablar con extraños”. ¡Qué sería de la vida si no habláramos con extraños! Y cuando se habla con aquellos a quienes se conoce, se debería añadir que si se habla de política o religión, se debe ser conciente frente a quien se habla. El asunto no es callar. El asunto es saber expresar, de uno y otro lado. Tengo un tío cura…

De las pequeñas lecciones se sacan grandes aprendizajes. Como cuando una muy querida profesora destacaba que es mejor ir a las cuestiones positivas primero, para pasar a lo negativo, privilegiar el contenido sobre la forma. Pero siempre evitar los radicalismos que invisibilizan los puntos medios. Matizar el gris.

En ese anhelo de poder hablar de política en familia, recomiendo anotar lo positivo de la contraparte. Es un ejercicio bien difícil. A ver, ¿qué reconoce uno del gobierno Uribe? Que sí, que es un presidente que para bien o para mal ejerce el poder. Que gobierna. Y lo hace con elocuente habilidad. Sí, que es sagaz. Que efectivamente ha gozado de victorias militares contra las guerrillas. ¿Qué más? Que la seguridad habrá mejorado en cuanto a la movilidad por las carreteras. ¿Qué más?... ¿el proceso de paz con los paramilitares? Hmmm…no creo…

Lo siento, hablo de este lado.

Pero el diálogo está dado. Te reconozco esto, pero… Acudo a Rodolfo Walsh, escritor alzado en pluma y enfrentado hasta la muerte con las dictaduras en la Argentina, quien manifestaba desde su posición: “lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”.  Y lo mismo puede argumentarse en este caso, intentando siempre reconocer la posición de la contraparte.

Los aciertos. El liderazgo de Uribe. La necesidad de mano firme luego del gobierno blando e insulso de Pastrana. Para unos un acierto, para otros un error. El error de quien se eterniza en el poder, del ejercicio de un liderazgo personalizado con tintes mesiánicos. Sí, un presidente muy hábil, quien mediatiza su personalidad y fabrica su imagen.

Un círculo que se ha posicionado con destreza en el poder, que hasta cuenta con un consejero medievalmente odioso tanto como su nombre. Rodeado, eso sí, de casualidades que van más allá de la contingencia de las coincidencias. Los congresistas uribistas vinculados con la parapolítica, la influencia de los paramilitares en las elecciones, las relaciones de parentesco y amistad con círculos narcotraficantes y paramilitares, las reuniones palaciegas, la oscuridad que rodea a la primera reelección…

…y a la segunda que viene en camino…

Otros consideran como gran acierto la Operación Jaque. Sin cuestionar el derecho primordial a la libertad y lo inaceptable que resulta el secuestro como recurso político, la expresión encierra el supuesto paso previo a la derrota del rey, en este caso las FARC. A quien mataron fue a Reyes, para Colombia todo un acierto, para Ecuador la violación a su soberanía. Si bien las FARC se encuentran rezagadas ante el acoso oficial, ¿ha cesado la violencia? Ahí, tenemos un punto de quiebre. El gran acierto que entraña el craso error de la seguridad democrática, donde prevalece la primera y la segunda sirve de adorno cómplice de una estrategia que tiene extrañas nociones de lo que es convivir. ¿O las Convivir?

Luego aparecen los errores declarados. El gobierno lamenta la muerte que produce, lamenta ser un agente de violencia. Fueron un error los falsos positivos, los rescates fallidos, las chuzadas telefónicas, las agresiones a la marcha indígena, la impunidad de la reparación… Impera el planteamiento de la fuerza, del 6% del PIB destinado al  gasto militar y de una lucha ciega e ignorante contra las “drogas”. El discurso de la seguridad democrática. El discurso de la violencia como recurso democrático, donde las muertes son botín de guerra.

¿Y qué hay de lo que no sabemos? ¿De lo que sabremos? Día a día brotan semillas de escándalos, vínculos y torcidos donde se favorecen hasta los hijos presidenciales. Preocupa el afán de eternizar a alguien en el poder, de no legislar en el presente sino para perpetuar a futuro. Y perpetuar un discurso de  fuerza a la brava, de poca tolerancia hacia posiciones contrarias.

Así que dialoguemos. ¿Aciertos o errores? ¿Errores o crímenes? El diálogo está dado. Tenemos mucho de que hablar…