martes, 1 de diciembre de 2009

Similar pero distinto


A Camila…

¿Where are you from? ¿Colombia? Ah…

Cada vez que me preguntan por mi lugar de origen, y obtengo un “ah...” como respuesta, no sé muy bien qué pensar. La respuesta trae consigo una expresión que bordea la indiferencia y la sorpresa. “Ah…” Cuando el diálogo persiste, no encuentro otra salida sino manifestar en medio de todo estereotipo, que es “similar pero distinto”. Y que sí, que la droga y que el café…

Similar porque no es más que otro reducto de convivencia humana; distinto porque la convivencia no es algo que nos caracterice a los colombianos. Luego, entra uno inevitablemente a pensar cómo pese al “fin” del mundo colonial y de la guerra fría, persiste con fuerza el discurso de un primer y un tercer mundo, de un mundo desarrollado y un mundo en desarrollo. Lo uno, ni lo otro, resultan muy claros.

Estando en el primer mundo supone uno que todo funciona a las mil maravillas. Y bueno, se tienen grandes bibliotecas públicas, un sistema de educación público, una infraestructura imponente y en deterioro, y el acceso masivo al mundo del consumo. Siempre y cuando se tenga cómo y con qué.

Pero no es tan así. En repetidas ocasiones, al momento de tomar el metro, éste se encuentra en trabajos de reparación. Al tomar un bus, de dos pisos eso sí, toca esperar más de veinte minutos. En un vagón del metro se disfruta la pelea entra una mujer negra, gorda y con bastón, y una diminuta mujer de rasgos pakistaníes. “No, you are a piece of shit”, se recrimina la una a la otra. ¿Estamos en Colombia? No. Este, a pesar de ser el “primer mundo”, es aun un mundo operado por humanos, un mundo donde las ratas se pavonean como rata por su casa.

Se extrañan, eso sí, las informalidades del mundo “en desarrollo”. El regateo. Los minutos para llamar por celular en las esquinas. La parada del bus cuando y donde se quiere, así sea en mitad de la calle. El caos en el que en teoría vamos rumbo al desarrollo(?).

Pero también se observan diferencias. El trabajo manual vale en el “primer” mundo. De ahí que muchos construyan sus casas, le hagan mantenimiento y desarrollen el trabajo manual en medio de la necesidad económica que trae consigo cada temporada estacional. En Colombia, por el contrario, se asume que el trabajo del plomero, del cerrajero o del obrero, es un trabajo que poco o nada vale.

Por acá, en la gran manzana, también se observan trabajos inútiles y repetidos, como tener dos celadores sentados en un mismo escritorio o tener despachadores de comida rápida, que tan solo distribuyen la “comida” a los clientes. Tal vez sea con el objeto de generar poder adquisitivo y ante todo poder de endeudamiento…

Y al caminar por las calles sorprende que este “primer” mundo, tan abocado hacia la comida orgánica, aun produzca toneladas de basuras a partir de un consumo servido en envolturas de plástico, cartón y papel. También sorprende la posibilidad de hacer compras al pasearse durante el día que pasa el camión de la basura: televisores, equipos de sonido, sofás, cafeteras, camas, colchones, entre otros, todos condenados al mundo del basurero ante la falta de una cultura de la reparación y la reutilización.

En definitiva, aun no sabría muy bien que concluir. Tal vez que este mundo es uno solo, con colores y paisajes distintos, en donde ya va siendo hora de saber qué es lo que trae consigo el desarrollo, para bien y para mal. Un mundo donde conviven mundos similares, pero distintos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Asi es Nicolas, insistimos en separar y dividirlo todo, una mania taxonomica, nos cuesta entender la idea de UNIverso...bien leerte y encontrarte por aca. Saludos, Magda López